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Lectura fácil, ¿para quién?

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La lectura fácil beneficia a todas las personas, entre ellas, las personas con discapacidad intelectual.

 

La lectura fácil es un método de redacción de textos adaptados a las necesidades de todas las personas, en especial a las que tienen dificultades de comprensión lectora derivada de una discapacidad intelectual. La lectura fácil se desarrolla siguiendo una metodología muy precisa y regulada.

La diversidad del ser humano implica que cada uno tiene unas capacidades diferentes o, dentro de las mismas, que unas estén más desarrolladas que otras. La capacidad de comprensión lectora es una de ellas y puede estar limitada por diversas circunstancias.

En este contexto, las herramientas de la accesibilidad cognitiva permiten alcanzar los objetivos de una comunicación e información comprensibles, y entre ellas encontramos a la lectura fácil. La lectura fácil surge como una herramienta de comprensión lectora y de fomento de la lectura para atraer a personas que no tienen hábito de leer o que se han visto privadas de él.

Aunque la lectura fácil sea una técnica diseñada y pensada para satisfacer las necesidades de personas con algún tipo de discapacidad, muchos son los grupos sociales que pueden beneficiarse de ella. Y es que, hay otras circunstancias más allá de la discapacidad que afectan al proceso de comprensión lectora, por ejemplo:

  • La edad. Las personas mayores pueden sufrir un deterioro cognitivo a medida que cumplen años por lo que para garantizar su inclusión y su autonomía debemos ofrecerles apoyos para comprender la información.

 

  • El idioma. Las personas extranjeras o migrantes cuyo primer idioma no es el español se encuentran con serias dificultades para comprender el español en su versión más técnica y oficial, trasladar la información de una forma accesible derriba las barreras que potencialmente excluyen a estas personas de los servicios públicos.

 

  • El nivel educativo. La capacidad de comprensión lectora es una capacidad que puede desarrollarse más en personas que han sido estimuladas con mayor intensidad. Así, las personas que cuentan con un alto nivel formativo tienen más herramientas para enfrentarse a textos complejos que las personas con menos formación. Para evitar que el acceso a la formación cree más barreras en la sociedad, debemos adaptar nuestros mensajes para que hasta la persona con menos recursos educativos la comprenda.

 

  • El status socioeconómico y el riesgo de exclusión social. Esta circunstancia está muy vinculada con la anterior, y es que, una peor posición económica y social limita el acceso a recursos como los formativos y, por tanto, hace que las personas con menos dinero tengan menos herramientas para enfrentarse a la información que les rodea.

Por ello, es importante recordar que la lectura fácil no es solo una herramienta para la inclusión de las personas con discapacidad intelectual, sino que es un apoyo para garantizar que todas las personas pueden acceder a la información en igualdad de condiciones.